Sígueme Twiiter

Búscame en:

Síguenos en Twitter Siguenos en YouTube

Translate

Datos personales

Con la tecnología de Blogger.

Visitas

sábado, agosto 03, 2013

¿Paz incapacitada?


Según nuestra concepción biológica-espiritual somos seres brillantes, poseemos una gran capacidad de inteligencia, podemos crear, podemos hacer y deshacer a nuestro antojo, podemos saborear las delicias del bien, pero también podemos incar inescrupulosamente el asedio del mal, sumergiéndonos así en una estrecha  y firme dualidad.

Esta eterna dualidad de pensamiento y acción nos condena a vivir en una desesperante duda que nos impulsa a mentirnos a nosotros mismos amparándonos en falsas justificaciones para poder evadir culpas.

El ser humano tiene todo a su favor, poseemos todas las cualidades mentales y espirituales para vivir en paz, pero nuestra gran duda nos convierte en seres mezquinos, ambiciosos, seres que solo desean un poco de poder para sentirse grandes, seres que siguen y proyectan una férrea línea de destrucción propia y global.

Vivimos peligrosamente apegados a una nefasta dependencia de propiedad. Primero, dividimos al mundo, según su estructura geográfica, en continentes y naciones separadas celosamente por fronteras que restringen la entrada de pueblos foráneos, creando discordia entre sus pueblos, esta es la primera y más contundente desunión entre seres de un mismos mundo que deberían permanecer hermanados.

Cada nación se cree la mejor, de esta forma, aprendemos un errado sentido de amor hacia una patria que debemos defender y proteger de otras naciones que son habitadas por hermanos de nuestra misma concepción humana y espiritual, y todo por seguir lo lineamientos de un líder tan humano como nosotros.

Nuestro sentido de pertenencia es tan grade que necesitamos creer que todo nos pertenece, el lugar donde vivimos, nuestra familia, nuestros hijos, nuestros amigos, etc. Si no damos cabida a la libertad en nuestro mundo interno, mucho menos podemos encontrarla en lo externo. 

Esa dependencia, esa idea de pertenencia nos consume en una maraña de celos, egoísmos, odios... haciéndonos presa de una gran desestabilización emocional. ¿Y nuestra paz?

Si no podemos lograr la paz interna, cómo entonces podemos anhelar la Paz mundial. Si no podemos vernos como iguales cómo podremos lograr una verdadera unión.

¿Será que la paz está incapacitada para formar una vida próspera con nosotros?.

Será que podemos darle cabida al "Despertar de Conciencia" no como una moda sino como tema de una profunda reflexión emocional?.

El mundo pide a gritos el logro del conocimiento emocional de cada uno de sus habitantes, solo así lograremos contrarrestar nuestro límites dándonos la oportunidad de conocer y aprovechar la grandeza de nuestro ser.

Si cada quien se da a la tareas de construir su mejor mundo interior, el exterior nos inundará de bendiciones. Aún podemos conquistar nuestra verdadera libertad.


José Luis Arguinzones