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martes, febrero 19, 2013

Nuestra nueva concepción


Atrevámonos por un momento a ver y percibir la vida solo como energía, no hay cuerpo, no hay faz, no hay personalidad, solo hay esencia, solo hay conciencia, solo somos átomos dispersos en la magnitud del cosmos, solo somos luces, colores que se entremezclan con la fluidez del pensamiento, solo somos brisa, solo somos paz, solo somos viento, solo somos crepúsculo ceñido entre las sombras del espacio-tiempo, solo somos libertad que asciende hasta la maravillosa plenitud que la creación comprende, solo somos luz, solo somos amor ligero que la magnitud del universo desprende.

Concienticemos lo que somos, lo que sentimos, lo que oímos, dejemos expandir nuestros sentidos para captar con regocijo todo lo que nos brinda la atmósfera sutil que nos acuna en su seno y nos obsequia cobijo.

Inmersos en esa plena sensación de paz y de seguridad, comencemos a reconstruir nuestros cuerpos de luz desde la nueva perspectiva energética en la que estamos flotando, comenzando por la emocionante unión de nuestros átomos, la fascinante conversión de las moléculas, la electrizante creación de las células, pasando por la interesante construcción de los sistemas y los órganos que los componen, hasta llegar a la expectante formación del cerebro con su centrado sistema nervioso. 

Sintamos cómo trabaja nuestro cuerpo perfectamente correlacionado, cómo fluye y se expande nuestra sangre al mínimo bombeo del corazón oxigenando con esmero la vida y su sendero.

Observemos por un rato nuestro nuevo cuerpo de luz y extendamos la construcción en conciencia de nuestros cuerpos sutiles: alma, espíritu y mente-conciencia, formando todos en conjunto nuestra genuina esencia.

Observemos en detalle a nuestro nuevo ser, veamos cómo se manejan sus pensamientos, sus emociones, sus sentimientos y demos gracias entonces a la Gran Energía Mental Universal por ofrecernos la oportunidad de obtener tan magno logro.

Nuestra nueva imagen debe estar siempre presente en nuestro quehacer cotidiano como forma de afianzarnos personalmente como seres de luz y amor.

La realidad nos devora el pensamiento, la inseguridad nos complica las emociones, el orgullo nos comprime los sentimientos, el dolor resquebraja el amor y la confusión empaña la luz. No nos permitamos aniquilar nuestro ser. Captemos, desarrollemos y expandamos nuestra luz, somos seres de armonía, somos amados seres de Amor.


José Luis Arguinzones

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